Si en el artículo anterior hablamos de que navegar por Internet es como entrar en un hospital con los zapatos llenos de barro, hay una solución a tener que pasar la fregona para limpiar esas huellas: caminar en calcetines.
Y es que limpiar el historial es el “remedio”, pero podemos evitar “la enfermedad” si navegamos de manera anónima. De este modo no dejaremos huella a nuestro paso por Internet. ¿Y cómo hacer esto con cada uno de los navegadores más importantes? No puede ser más sencillo:
Internet Explorer: la navegación anónima en este navegador se denomina “InPrivate”. No hay más que acceder al menú de opciones del navegador (identificado con una pequeña rueda dentada), Seguridad, y seleccionar “Exploración InPrivate”. Veremos que se ha abierto una nueva ventana en la que podremos ver junto a la barra de direcciones un cuadro azul con la palabra “InPrivate”. A partir de entonces los datos de navegación tales como páginas visitadas (historial), descargas, cookies, etc. no quedarán almacenadas.
Ya sabemos cómo evitar que se guarden datos que han almacenado los distintos navegadores en el equipo a nuestro paso por Internet, y borrarlos en caso de que no hayamos navegado de manera anónima. Pero recuerda que eso no implica que se hayan borrado de los archivos de nuestro Proveedor de Servicios de Internet, o de los sitios web que hemos visitado.
Precisamente la huella que dejamos en Internet cuando nos registramos en sitios webs, completamos formularios, o publican información sobre nosotros no se borra con un limpiasuelos; ni siquiera con lejía. Es un proceso mucho más complejo que borrar el historial de un navegador… y hablaremos sobre ello próximamente.